miércoles, 9 de noviembre de 2016

Reseña crítica

El tercer álbum de la banda de rock argentino Soda Stereo, creada en 1982 y compuesta por Gustavo Cerati (voz, guitarra), Héctor Bosio (bajo) y Carlos Alberto Ficicchia (batería), se denominó Signos. Fue grabado y editado en su totalidad en 1986. La página Rolling Stone nos brinda un poco de información de esta época: "Con los primeros fríos de 1986, en el piso que hasta hacía días compartía con la modelo Noelle Balfour, Gustavo le ponía el cuerpo al bloqueo creativo que a veces viene con los grandes shocks. Estaba previsto que Richard Coleman colaborara en algunas canciones, pero el panorama volteó los planes. "Un día entré a su casa y lo vi agotado, con el departamento tapizado de papeles arrugados y hojas arrancadas de cuadernos", contó el guitarrista alguna vez. El plan era grabar a la semana siguiente y la música estaba pero sólo había dos letras. Se rindió ante el sueño a las 2 de la madrugada hasta que la inspiración le abrió los ojos por la fuerza. "Esa noche se rompió el bloqueo, porque me pasaba que la música iba aumentando geométricamente y la letra tan sólo aritméticamente, y sabía que tenía muchas cosas para decir. Me desperté sobresaltado, puse el cassette con la música de los temas y fui escribiendo una letra tras otra", dijo Cerati". Y agrega: "Escribí todas las letras de un tirón. Vivíamos al palo, parecía que estábamos lejos del arte y sin embargo fue uno de nuestros discos más profundos, quizás porque no la estábamos pasando bien." Profundo es una palabra que lo describe a la perfección, pero tenemos muchas más que necesariamente hay que decir para intentar hacer alusión a lo que este disco provoca.


La magia comienza con “Sin Sobresaltos” escrita por Cerati y Bosio. Con ritmo enérgico y mucha fuerza, habla sobre meteoritos, reinos, llantos, gritos, lo que lleva a algunas personas a pensar que tiene alguna relación con el período de la Dictadura Militar comenzada en 1976.
Todo cambia cuando comienza la balada rock “El rito”. Sonidos misteriosos ambientan y luego el riff de guitarra de Gustavo Cerati introduce la letra. Básicamente la letra habla de su proceso  interno al conocer a uno de los amores de su vida, letra que quedó marcada en muchas personas, especialmente el fragmento:


En tercer lugar, tenemos a “Profugos” una de las canciones más características de la banda. Escrita por Cerati y Alberti y con una melodía pegadiza y enérgica, su letra tiene muchos supuestos: amores prohibidos, cocaína, peleas entre amantes. “Al menos sé que huyo porque amo” dice la letra, “siempre seremos prófugos”.



Y otra vez hay un giro, cuando un estilo post punk marcado y crudo comienza. En “No existes”, uno de los clásicos de Soda, la melodía comienza siendo lenta y a la mitad, se acelera. La letra parece tratar sobre una complicada relación amorosa, o algún tipo de droga. “Quizás deba tomarme una revancha, Aún tenemos cuentas que saldar, Deslizaré mi puño por tu espalda”



La segunda parte del álbum, comienza con Persiana Americana, canción escrita por Gustavo Cerati y Jorge Antonio Daffunchio. Con estilo Pos-punk, comienza con percusión, y el clásico riff de Gustavo.  Zeta se une con un muy destacado bajo.  La letra habla sobre un hombre voyeurista que observa a una mujer exhibicionista desvestirse desde atrás de una persiana “Tus ropas caen lentamente Soy un espía, un espectador”.
Cuando “En camino” comienza, los sonidos de bajo, guitarra y piano te envuelven y luego a medida que avanza la canción el ritmo es más rápido. Fue escrita por Gustavo Cerati, Isabel de Sebastián y Charly Alberti y la letra es definida como ambigua y confusa.
Y llega la canción que le da el nombre al álbum. Escrita en su totalidad por Gustavo Cerati, es la única canción de Soda Stereo, que no es una balada, tocada íntegramente con guitarra acústica, lo que le da ese toque tan especial. “No hay un modo, No hay un punto exacto, Te doy todo, Y siempre guardo algo” dice la letra, que es otra particularidad de la canción: las ideas están formadas de signos y esa canción es un muestrario de signos aparentemente sin sentido.



Como última canción del disco, encontramos “Final caja negra” que parece hacer referencia a las cajas negras de los aviones u otros transportes para almacenar información o al concepto de caja negra usado en informática que implica una manera de ver un proceso desde el punto de vista de las entradas que recibe y las salidas o respuestas que produce, sin tener en cuenta su funcionamiento interno. En la canción se habla de querer ver lo que hay dentro. Empieza con un riff de guitarra, junto a la batería, seguido del bajo y los sintetizadores.
Con un fragmento de la revista Marvin podemos concluir: "Al perfeccionar su sonido sin irse por la tangente, los convirtió en una banda seria, apostando por una madurez estética y conceptual que dejó en el camino a tantas bandas de la época del ‘rock en tu idioma’ que de pronto, se volvieron intrascendentes ante esta carga de intensidad emocional."
Es sorprendente lo que un conjunto de canciones pueden producir en una persona. La magia de Soda Stereo y del mismo Cerati se encuentra en estado puro en este disco. La variedad de sensaciones que provoca, la inmensidad de su alcance, esa capacidad de lograr algo que todo el mundo busca: vivir eternamente. Porque eso es lo que estos grandes del rock nacional lograron con este álbum (y otros). Pudieron con melodías, letras, instrumentos, emociones, ideas, mantenerse en vida por toda la eternidad. Porque no importa cuánto tiempo pase o cuántas nuevas bandas de rock aparezcan,  este ícono de la música argentina se mantendrá arriba, en el corazón y en la mente de mucha gente. Altamente recomendable para cualquier momento del día, la semana o la vida.


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